martes, 6 de julio de 2010

Construcción de la Memoria por medio de la Palabra

Leyenda Cofán que incluye a Dios (Chiga) y la creación

La creación y el diluvio
Se terminó el mundo por un temblor. Cuando tembló todo cesó de existir y la gente también murió. Cuando la gente murió sólo tres hombres sobrevivieron y ninguna mujer.
Entonces todo se convirtió en río y una persona se fue por allá y los otros se fueron por acá. Pero el que estaba solo sobrevivió primero. Todos ellos cogieron palos para flotar. Cogiendo los palos los hombres se fueron. El primer hombre pensó: “estoy solo”.
Entonces cuando bajaron las aguas de la tierra se fue andando y buscando. No había selva pero todo era arena. No había tierra pero todo era limpio. No estaba seca; era lodosa. Todo era lodoso.
Cuando se fue buscando encontró a otro hombre que vino. Después de esto vino otro hombre también. Solo tres habían sobrevivido pero no había hojas para hacer casa.
Entonces Padre Dios vino. Dios vino y preguntó:
-¿Es tierra lo que ustedes desean?
Los hombres dijeron:
-Sí, nosotros estamos tristes y queremos que hagas tierra. Estamos tristes y deseamos que hagas existir la tierra.
-No se queden tristes ni vivan tristes.
Dios trajo un paquete envuelto en hoja de tierra. Habiéndola traído se la dio a los hombre. Habiéndoselas dado la tierra, los hombres la colocaron. Debajo de la tierra vivió el gusano rojo. La colocaron en la arena. Habiendo colocado la tierra los hombres durmieron. El segundo día la tierra aumentó así. Al tercer día aumentó más y el césped, el llantén y la balsa brotaron.
Entonces Padre Dios preguntó:
-¿Verdaderamente quieren ustedes que yo cree la selva?
Los hombres dijeron:
-Estamos tristes y queremos que crees bastante selva.
Entonces:
-¿También quieren machetes?
Dios creó machetes y los dio a los hombres. Un pedazo de chonta rajada se ubicó aquí. De esto Dios creó el machete y lo dio a los hombres. Dios dio y la tierra se había convertido en selva.
Uno de los hombres se fue a la selva para cazar con bodoquera. Dos hombres se quedaron. Se quedaron en la casa. En la tarde vino el hombre que anduvo por la selva. El dijo:
-¿Por qué están sentados ustedes?
Uno de los dos hombres ya se había convertido en una mujer. El otro que estaba sentado seguía siendo hombre. El que andaba en la selva regañó al que estaba sentado con miedo:
-Eres tú como un tejón. ¡Que se convierta en un tejón y viva así!
Entonces él se convirtió en tejón, y se fue corriendo a la selva. Cu7ando él se fue, al día siguiente el hombre andador se casó con la mujer. Habiéndose casado la mujer dio a luz un niño. Después que dio a luz al bebé vivieron allí mucho tiempo.
Padre Dios vino otra vez. Entonces ya tenían cuatro niños. Dios creó la canoa. Primeramente creó la canoa de la cáscara de pepas y luego de un árbol de cedro tumbado. Vino Padre Dios. Tumbó un árbol grande. El árbol se cayó sobre su cabeza y partiéndose se convirtió en una buena canoa. Padre Dios pensó: “será mejor que el hombre trabaje para viajar”. Si trabaja con hacha hará la canoa. Si hacen canoas sin trabajar duro y viajan sin dificultad lo harán sin saber ni entender. Trabajando, si se sienten cansados, van a orar a Dios.



Leyenda Cofán pre-conquista y pre-ayahuasca
El denomio Tssararo

Era un hombre de nuestra gente, un cofán que murió y se convirtió en un espectro. Hace mucho tiempo él se fue para andar en el monte. Encontró monos chorongos. Sopló con bodoquera y mató uno. Después de matar el chorongo, empezó a volver a casa.
Cuando estaba volviendo un demonio Tssararo le tocó, “fon, fon , fon”. El hombre dijo:
-¿Quién está llorando?
Entonces le tocó otra vez, “tsanranrán, tsanranrán.”El hombre tuvo miedo y vino corriendo. El demonio corrió detrás de él. Cogió al hombre. El demonio se lo comió. Se comió al hombre. Pero no se comió el corazón. El demonio envolvió el corazón en una hoja. Lo metió en el lodo apretándolo con el pie. Después el demonio se convirtió en un hombre.
Así cambiado cargó el mono chorongo y vino a la casa. Traía la bodoquera con la boquilla para arriba. Trajo el mono que colocó en la casa. Luego colocó la bodoquera en su puesto. Pero la colocó boca abajo. Cuando la colocó así, su esposa (es decir, la esposa del hombre cofán) le dijo:
-¿Por qué ha olvidado cómo colocar la bodoquera? Está actuando como un estúpido. ¿Qué estás haciendo?
El demonio contestó:
-Un’she- (en el idioma de los demonios).
Colocó la bodoquera con la boquilla abajo. Después tomó la piola de pescar que el hombre muerto estaba torciendo y se sentó a torcer. Pero sus ojos eran rojos como fuego. Los ojos de una persona tienen una parte blanca. Su esposa ya había observado esto. Ella ya sabía que era demonio.
Cuando se puso el sol y era tarde él empezó a jugar (son su esposa). El demonio tocó a la mujer. Agarró un machete y le cortó el cuello a la mujer matándola. Rápidamente la amarró por los pies con la cuerda de pescar. Luego la colgó con la cabeza hacia abajo. Debajo colocó una olla grande para recibir la sangre. Después él tomó una taza. Él iba a beber. Se sentó tomando la sangre.
Cuando otro hombre vino de visita, el demonio le dijo:
-¿Quiere usted beber algo de esta bebida de chontaruro filtrado?
El hombre, dijo:
-No, no beberé ésta. Nunca la he tomado.
Entonces el hombre se fue a su casa. Teniendo miedo se fue a otro pueblo en otra tierra.
Cuando él se fue otros hombres vinieron para matar al demonio. Encantaron lanzas de guadua. Encantaron las lanzas y vinieron para matar al demonio. Lanzaron y cogieron al demonio en la espalda. Otros hombres lo hicieron con lanzas de palma y otras lanzas. La sangre del demonio Tssararo se convirtió en un sapo grande.

Y fin.


Leyendas tomadas del libro “Los ancianos nos contaron…” narradas por Enrique Criollo y redactadas por M.B. Borman. Quito 1991.

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